(Continuación de la parte 4)
A estas alturas no respondí el interrogante planteado en "¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 1)". ¿De dónde salieron los patovicas?
Antes de revelarlo, vamos a hacer un viaje en el tiempo. Vamos al balneario "El Ancla", en Olivos. Año 1956.
OLIVOS, OTRA PLAYA DEL MÚSCULO
(Revista “Muscle Power en Español” , volumen I, número 8. Abril, 1956)
Bañada por el anchuroso Río de la Plata y adornada por una pléyade cada vez más numerosa de culturistas, esta popular playa argentina va adquiriendo poco a poco una fisonomía particular.
Por Francisco Loiácono – Editor de Muscle Power en la Argentina – Fotos de William Fredes
Los habitantes de la ciudad de Buenos Aires acostumbran a pasar sus fines de semana yendo a la costa de la misma ciudad o bien de sus alrededores, aunque también hay quienes se internan y frecuentan las numerosas y gigantescas piscinas de agua salada (algunas de ellas de casi ciento cincuenta metros de largo).
De modo que no le falta a la gente moza de este país algún lugar donde embriagarse de sol, aire y agua, a pocos pasos de su casa y por muy poco dinero.
Hacia el norte de la ciudad, lindando con ella, se halla ubicado el puerto de Olivos, que las cartas geográficas de hace algunos años dicen que pertenece a la provincia de Buenos Aires; pero que hoy ya no es así, pues la ciudad se ha extendido tanto, que se le llama ahora a toda esa amplia zona que bordea la Capital Federal: Gran Buenos Aires. La ciudad ya resulta pequeña para albergar a 3.500.000 de habitantes.
El Río de la Plata, el más ancho del mundo, ofrece un fenómeno curioso. Sus aguas al bañar la costa uruguaya son límpidas; y al llegar a la argentina no tienen un aspecto muy agradable que digamos. Es que allá, en aquel país, el efecto de esa enorme masa líquida es de erosión, y aquí, en Buenos Aires, poco menos que de acumulación; es decir que todo lo que arrastra desde la orilla uruguaya viene a acumularse en la Argentina. Por eso es que el agua parece sucia, y poco recomendable para soñar con el mar, y todas sus delicias.
Pero, según el dicho, "a falta de pan buenas son tortas", y nuestros jóvenes fisicoculturistas han decidido hacer de un pedazo de la costa perteneciente a Olivos su playa predilecta.
Tuvo origen dicha iniciativa hace muchos años, cuando Elvidio Flamini, integrante hoy del trío acrobático Les Hercles, y por aquel tiempo el mejor luchador peso pluma argentino, decidió alquilar una de las tantas casillas que abundan por ese lugar, e instaló un pequeño gimnasio, tanto como para que él y alguno de sus amigos no tuvieran dificultades para entrenarse en cualquier hora del día, puesto que el criterio existente en ese entonces (y aún hoy) en aquellas instituciones que cuentan con material y hasta entrenador, les dificultaba una preparación correcta, de acuerdo con los conceptos modernos que ya comenzaban a conocerse. Pero al poco tiempo se les unió al primitivo grupo una mayor cantidad de muchachos jóvenes, y también algunos pequeños que querían llegar a ser "como esos tarzanes que veían".
Más tarde la fama de la "casilla" se habla extendido como un huracán, y si Flamini no frena el torrente, éste es el momento en que estuviéramos hablando de ella como un recuerdo bohemio, de esos que pasan por esta tierra signados por un destino constructivo.
SI usted algún día frecuenta la playa de Olivos, y decide visitar al padre de los gimnasios argentinos, le aconsejo que no lleve saco. Porque puede darse el caso que el calor lo agobie y decida sacárselo, y al rato, incomodado por la prenda, se disponga a colgarla de uno de los tantos clavos que caprichosamente parecen adornar su interior, y alguien lo invite luego a sacarlo de allí, pues de ese clavo, precisamente, es de donde se va a tomar un gancho que pasa por aquella arandela, y luego por aquel aro que está en el piso. En definitiva, el culturista que le solicitó que descuelgue su saco, es alguien que se dispuso a utilizar una de las piezas fundamentales del gimnasio, de la "casilla", de "la cueva" —para muchos—, o como se la quiera llamar, porque lo cierto es una cosa que intriga: Cómo ha durado tanto tiempo en pie? ¿Cómo es posible que todos esos armatostes no hayan aflojado sus cimientos? Creo que me olvidé de dar a conocer un detalle importante: la casilla es de madera y tiene dos pisos; y es a su vez, cocina, dormitorio, sala de estar, salón comedor y gimnasio, sobre todo gimnasio, donde no falta nada ni sobra nada, a pesar de las numerosas piezas sueltas y aparentemente sin finalidad que podamos encontrar.
En esta forma ha nacido un centro fisicoculturista tipo. Las perspectivas hablan de inquietudes semejantes en Mar del Plata y los lugares de la costa atlántica de mayor acceso. Por lo pronto la semilla ya ha sido echada. Si tardó tanto tiempo en fecundar fue sólo por el terreno.
"Una figura plástica que sirve a muchos para ir poniéndose a punto. Algunos de los culturistas que frecuentan la playa de Olivos actúan en los teatros y la televisión".
Quien se encuentra de pie sosteniendo a los otros dos culturistas es Peucelle. En la página de abajo a la izquierda, una fotografía lleva al pie el siguiente epígrafe: "Carlos Poucelle parece estar destinado a ser físicamente el Clarence Ross argentino. Se le conoce con el pseudónimo de "El Ancho". ¿Significativo, no?"
Este "Poucelle" es un error de imprenta para "Peucelle", se trata efectivamente del queridísimo ancho Rubén Peucelle -ver parte 4 de este relato- (Click en las imágenes para ampliar)
Una imagen de los legendarios patovicas de Olivos:
"Saliendo del agua, estos jóvenes se dirigen a la famosa "casilla", la pionera de los futuros gimnasios que ya proliferan en Buenos Aires".
(continúa en la parte 6)
Cultura física
Culturismo de antes. Actividad física y Vida saludable.
Y otras cosas por el estilo...
Imperdible en este blog, y de especial interés para los lectores de Argentina, una pequeña historia sobre los 'patovicas':
Parte 1: Introducción (a modo de cuento, sobre 'Patos' y 'Pingüinos')
Parte 2: Continuación (en tono humorístico)
Parte 3: Recopilación de testimonios varios disponibles en la WEB (la cosa se pone seria)
Parte 4: Entra en escena Rubén Peucelle
Parte 5: Un paseo por los balnearios de Olivos (¡Otra que Muscle Beach!)
Parte 6: La casilla de Olivos
Parte 7: Reflexiones finales (de la pluma de Francisco Loiácono)
Extra: Los patos de Don Víctor Casterán, fundador de la granja de los legendarios "Patos VICCAS"
NOTA: este es un blog ancho y eso podría dificultar la lectura. Es posible copiar y pegar en un archivo de texto, para facilitar un poco las cosas.
Y otras cosas por el estilo...
Imperdible en este blog, y de especial interés para los lectores de Argentina, una pequeña historia sobre los 'patovicas':
Parte 1: Introducción (a modo de cuento, sobre 'Patos' y 'Pingüinos')
Parte 2: Continuación (en tono humorístico)
Parte 3: Recopilación de testimonios varios disponibles en la WEB (la cosa se pone seria)
Parte 4: Entra en escena Rubén Peucelle
Parte 5: Un paseo por los balnearios de Olivos (¡Otra que Muscle Beach!)
Parte 6: La casilla de Olivos
Parte 7: Reflexiones finales (de la pluma de Francisco Loiácono)
Extra: Los patos de Don Víctor Casterán, fundador de la granja de los legendarios "Patos VICCAS"
NOTA: este es un blog ancho y eso podría dificultar la lectura. Es posible copiar y pegar en un archivo de texto, para facilitar un poco las cosas.
Archivo del blog
-
▼
2008
(9)
- ► septiembre (1)
-
▼
noviembre
(8)
- ¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 1)
- ¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 2)
- ¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 3)
- ¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 4)
- ¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 5)
- ¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 6)
- ¡Ohhh!... ¡Los Patovicas! - (parte 7 y última)
- Los patos de Don Víctor Casterán
Etiquetas
- Bernarr Macfadden (1)
- Culturistas (3)
- Ejercicios (1)
- Los patos Viccas de Víctor Casterán (1)
- pequeño cuento de los patovicas (7)
- Poses (1)
- Publicidad (1)
- Strongmen (Forzudos) (2)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario